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Lugones Leopoldo

Lugones Leopoldo

Nació en Córdoba el 13 de junio de 1874 en el seno de una familia tradicional. Pasó su infancia en el campo, cuyas imágenes rememorará en muchas de sus poesías. Se inició como periodista y fundó el primer Centro Socialista de Córdoba.

Llegó a Buenos Aires en 1896, año en que tuvo su primer encuentro con Rubén Darío, con quien tendrá una duradera amistad y que influirá en su obra. En l897 comienza a trabajar en el Correo y escribe para el periódico socialista La Montaña junto con José Ingenieros y Juan B. Justo. En el mismo año se publica su primer libro Las Montañas del oro y nace su único hijo. En 1900 es nombrado inspector de enseñanza media. En 1903 se separa del socialismo y es ya un poeta y polemista conocido. Al año siguiente se publica El imperio jesuítico, resultado de sus estudios sobre las misiones jesuíticas que le encomendara Joaquín V. González, ministro de educación. Viaja a Europa en 1906. En 1909 se edita su Lunario sentimental y luego rinde homenaje a la patria en su centenario con sus trabajos Odas seculares, Prometeo y Didáctica.

En 1911 da a conocer su Historia de Sarmiento. Vuelve a Europa en 1913 en tiempos de aprestos bélicos en vísperas de la Primera Guerra Mundial. En 1916 publica El payador y en ese año muere Rubén Darío a quien llama “hermano en el misterio de la lira”. Posteriormente se editan Mi beligerancia y La torre de Casandra, sus últimos trabajos de corte republicano y democrático, ya que luego de su libro Las horas doradas en 1923 se declarará nacionalista a ultranza y es tildado de “chauvinista” por muchos intelectuales democráticos. En 1924, año en que se editan Filosofículas, Estudios helénicos y Cuentos fatales, proclama sus teorías belicistas.

En los años siguientes prosigue sus Estudios helénicos, publica en 1927 Poemas solariegos y escribe para La Nación poemas que integrarán su obra póstuma Poemas del Río Seco en 1938. Escribe también La organización de la paz y La patria fuerte.

En 1930 se produce el golpe militar que él preconizara, pero que lo decepciona en corto tiempo. Se refugia en sus estudios hasta que en 1938 se suicida en un recreo del Tigre, dejando inconclusa su obra Roca y un diccionario etimológico que la Academia Argentina de Letras publicó en 1944.

Tan dilatada y rica ha sido la obra de Lugones que dificulta comentarla brevemente. Veamos, por lo tanto, los rasgos esenciales de la misma.

Aunque sus primeros libros de poesía muestran influencia de autores franceses, su estilo es absolutamente personal e inconfundible. A través de Rubén Darío adherirá al modernismo que innova la poesía castellana y pronto será el máximo exponente de dicha corriente en nuestro medio. No obstante su poesía no se detendrá en esa escuela y será alternativamente evocativa, elegíaca o, simplemente, gauchesca, como en los Romances del Río Seco, su última creación, ya que su admirable conocimiento y manejo del idioma le permitieron siempre expresar nítidamente cuanto surgiera de su inspiración.

Su prosa fue inevitablemente polémica dada la pasión puesta al escribir. Lo más valioso de ella está en El imperio jesuítico, historia y estudio del mismo, en Historia de Sarmiento que nos da una acertada imagen del prócer hasta en los detalles de su cotidianeidad, sin justificar todos sus actos pese a la admiración que le causa su figura y en El payador, estudio del Martín Fierro a través del origen, costumbres y características del gaucho, un trabajo capital para comprender, aún hoy, nuestra mayor obra gauchesca a la que él calificó como poema épico. Los cuentos de Las fuerzas extrañas (1896) y Cuentos fatales (1924), sin alcanzar el nivel de las obras ya mencionadas, lo muestran como el excepcional escritor que fue y a quien muchos, con reconocida autoridad en el mundo de las letras, han considerado como el mayor escritor argentino.

José Luis Toledo




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